Isabel González, una lucense a la que Europa ha reconocido el derecho a la prestación por riesgo para la lactancia, pudo sufrir discriminación al no poder compatibilizar la crianza natural con su trabajo a turnos.
Isabel González Castro, vigilante de seguridad en un centro comercial de Lugo que trabaja a turnos, recibió ayer en un parque, con sus hijos, la noticia de que el Tribunal Superior de la UE le había dado la razón. Había presentado una reclamación de la prestación económica por riesgo para la lactancia natural, que le fue denegada por su empresa y por un juzgado social de Lugo. «Lo he pasado muy mal. A mí ya no me afecta el fallo porque no quiero tener más hijos, pero dejo el camino abierto para las madres que vengan detrás», afirma.
La joven madre dio a luz en noviembre del año 2014 y se incorporó al trabajo en la primavera del 2015, cuando el pequeño Antón tenía cinco meses. Según reconoció, intentó cumplir con su turno de trabajo, que suponía guardias nocturnas. «Traté de adaptarme, pero no fue posible. Lo pasé fatal porque me dolían mucho los pechos. Tenía que sacarme la leche y no disponía de la intimidad ni del tiempo necesario para hacerlo, sobre todo durante las noches porque me quedaba sola y tenía que estar alerta por cualquier incidencia y con el teléfono en la mano. Así es difícil», relata.